Una piel hidratada es sinónimo de una piel sana.
El ritmo de vida acelerado, el paso del tiempo y la exposición a factores como el sol, el viento y los cambios de temperatura hacen que nuestra piel vaya perdiendo hidratación. Es esta deshidratación la que causa el envejecimiento prematuro de la piel, restándole brillo, elasticidad y suavidad. Necesita una renovación completa y una hidratación y nutrición profundas.